Por: DIEGO METON
El ñoqui de mi laburo venía a trabajar todos los días ocho horas. De 9
a 17 Hs. A veces llegaba tarde y se quedaba un rato más.
El ñoqui de mi laburo tiene dos pibes y una
esposa, estaba garpando una hipoteca.
Se lo veía contento porque se iba a
ir unos días a Córdoba después de mucho esfuerzo.
El ñoqui de mi laburo
tenía un par de proyectos para hacer en la oficina.
Un día al ñoqui de
mi laburo lo llamaron desde la casa avisándole que le había llegado la
carta documento que anunciaba su despido.
El ñoqui no la recibió en mano porque estaba en la oficina. Los ojos
llorosos y la cara de desesperación del ñoqui cuando oyó la noticia no
me movieron ni un pelo. Lo tenía merecido. Si es un ñoqui.
Por lo menos eso dicen los diarios.
Por lo menos eso dicen los diarios.
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