El dia que se fueron

Cuando uno piensa en sus sueños nunca sabe donde van a terminar, sabemos donde queremos que terminen pero eso también es parte del sueño. La única certeza que tenemos es cuando comienzan los sueños, algunos cuando nos acostamos a dormir, otros cuando estamos bien despiertos y advertimos que eso que parece utópico o imposible se puede lograr.
El sueño esta comenzando en este momento en que el Ómnibus, (Autobús, para los que están en el otro lado del mundo) va camino del Aeropuerto (Ezeiza) y lleva en su interior a la Selección Argentina.
Esto solo pasa acá, a los laterales de la autopista, miles de personas se amontonan para verlos pasar y levantar la mano o agitar una bandera.
Dios sabe que siempre que nuestra selección se va la despedimos con el corazón y tenemos la plena certeza de que volverá campeón.
Cuando volvieron segundos también estuvimos ahí, cuando se volvieron en la primera vuelta también.
Ahí estaremos cuando vuelvan, no importa mucho ahora en que momento será.
Lo que si importa es que este momento es uno de los pocos que los argentinos tenemos en comunión, vamos todos, con y sin diferencias, estamos ahí. El 11 cuando salgan a la cancha y comience el Himno Nacional, estaremos rezando, pidiendo a diferentes dioses, prometiendo, apretando la camiseta, tratando de descubrir la cábala justa, llenando los bares, dejando de trabajar o de dar clases, los pibes en los colegios pedirán la hora libre y las obras en construcción sufrirán un retraso justificable.
Ahí vamos a estar, para alentar como cada partido, en todas las partes del mundo que haya un argentino. Por somos el autentico hincha.